Mi confrontación con la docencia

MI CONFRONTACIÓN CON LA DOCENCIA

Sin duda los comentarios de Marín y la lectura “la aventura de ser maestro” me invito a mirar el primer trabajo y modificarlo.

Retomo mi relato acerca de la docencia, cuando recién egresada de la universidad, me asignaron la responsabilidad del diseño curricular para los trabajadores de la industria de la construcción, su formación didáctica y la supervisión de su desempeño dentro del aula de capacitación. ¿Qué experimente? como lo menciona el texto una alta dosis de ansiedad y yo agregaría miedo porque recuerdo esa exigencia de mi parte para que el profesor se apegara a los contenidos, sin importar la forma de relacionarse con los participantes. Eso mismo experimentaba cuando me tocaba estar frente a grupo, me apegaba a los elementos de la carta descriptiva, es decir a lo que otro me señalaba, sin involucrarme como persona con mis compañeros de aula (además eran personas adultas con camino recorrido y en mi eran inicios).

En su ponencia Esteve menciona que el primer problema en la enseñanza consiste en elaborar “tu propia identidad profesional” (….en qué consiste ser profesor), y las dificultades suelen ser distintas para los profesores de primaria y secundaria. Este aspecto coincide con mi experiencia como formadora, cuando ingresé a varios cursos con la finalidad de lograr un modelo de instructor ideal, por lo que aprendí a aplicar técnicas didácticas, elaborar y usar recursos didácticos, identificar las características de un instructor, aplicar el proceso de comunicación y de grupos, entre otros. Sin embargo yo los enseñaba “como robot” para que los futuros instructores los aplicaran en los cursos técnicos que impartían, pero no los empleaba en la propia dinámica del grupo, por lo que no creaba confianza o alternativas de aprendizaje. Ahora procuro emplear esos recursos didácticos y también los que ofrecen las tecnologías de la información y comunicación para que en los talleres en los que participo haya de todo, anécdotas, recomendaciones, estudio de casos, chistes, estudio y ejercitación de información, gimnasia mental, música, entre otros. Lo interesante de este punto es que todos participamos, si alguien sabe algún ejercicio para relajarnos lo comparte con todos.

Otro aspecto que retomo de la lectura es la dificultad para el logro de la “identidad profesional” en los profesores de secundaria y universidad, en este aspecto ubico a los docentes de nuestro bachillerato, en su mayoría son profesionistas formados para ser investigadores y especialistas y no de inicio profesores al servicio del aprendizaje de jóvenes de 15 a 18 años, como se menciona en el texto. Sin embargo, permanecen en el aula, por lo que celebro estos espacios de reflexión y formación o especialización para nosotros, como responsables de la formación preuniversitaria o como técnicos en una carrera determinada.

En este espacio hablo del profesor en tercer persona porque mi experiencia no es impartiendo una asignatura o módulo en algunos de los componentes de formación organizados en el bachillerato tecnológico. Sin embargo considero que todos los que estamos en la educación media superior tenemos un compromiso con los jóvenes (encontramos a vecinos, hijos, sobrinos o amigos de nuestros hijos), de nuestro país, por lo que el profesor se enfrenta al reto de comprender e interpretar las propuestas educativas que en ocasiones no participa en su realización, además de ser un intermediario entre la ciencia y los alumnos, lo que hace que desarrolle competencias adicionales a la didáctica como trabajo en equipo, resolución de problemas, toma de decisiones, manejo de las TICs entre otras.

Ser docente en la educación media superior es una responsabilidad compartida con todos los que intervienen, he aprendido a comprender su lógica de trabajo, los cambios por los que han tenido que pasar. Desde mi compromiso no todos los pedagogos tienen la oportunidad de participar en reformar curriculares en su país, por lo que me considero afortunada.

Cuando me ubico en el terreno de las satisfacciones, recuerdo la participación en la creación de lineamientos normativos para la operación de la reforma curricular, recuperando la experiencia de los docentes, la convivencia con los profesores cuando imparto los cursos de actualización en el que se comparten aciertos y aspectos a reforzar, para valorarlos cuando nos volvamos a ver. Encuentro satisfacción cuando logro ser coherente con lo escribo y desempeño frente a grupo, es decir cuando veo los resultados de haber aplicado una estrategia didáctica que me costo trabajo investigar y relacionar con los contenidos y las competencias a desarrollar en el docente, con la intención de que ellos lo realicen con sus alumnos. También encuentro satisfacción cuando inicio un curso de actualización docente y veo que pasa el lunes, martes y miércoles, observo que aún no se comprende la información que desarrollamos y por supuesto no hay producciones; pero viene el jueves y viernes, ellos van a comer, descansan y duermen; y cuando toman su lugar empiezan a dar resultados como por arte de magia, pero no es eso, simplemente han experimentado el proceso de aprendizaje y enseñanza, igual que yo.

Reconozco insatisfacción cuando observo que existe personal docente en muchos planteles que aún no se animan a vivir esta experiencia, cuando escucho a mis compañeros decir: ya estoy por jubilarme, yo aprendí así…, la reforma ha sido un fracaso, en mi plantel ni computadora tenemos, su discurso es muy bonito pero vaya a mi plantel para que ver cuantos problemas tenemos…

Otro trago amargo es el proceso de control escolar, no ha avanzado como la propuesta académica, por lo que la operación de la reforma se complica en los planteles. Es necesario tener apertura para aceptar cambios en este terreno e iniciar con los trabajos correspondientes, quizá un sistema nacional de servicios educativos o la similitud de bases de datos para garantizar la portabilidad entre planteles y unidades administrativas.